martes, 20 de enero de 2015

Breakfast, always with diamonds



Tener valor y afrontar el miedo, enfrentarse con uno mismo y decir: está bien, la vida es una realidad y las personas se pertenecen las unas a las otras porque es la única forma de conseguir la felicidad. Ser capaz de asumir que estando solo, no perteneciendo a nadie, tú mismo te creas una jaula en la que te encierras, y no importa donde vayas, no importa a dónde huyas, pues siempre tropezarás contigo mismo. Esto lo aprendí de mi película favorita, quizá por eso lo sea, por lo que aprendí de ella. También aprendí  de un maestro, el que compuso esas letras que forman una de mis canciones preferidas, que es cuando tú estás cuando soy yo, cuando siento la verdadera felicidad, cuando siento la vida en estado puro, cuando sé apreciar cada uno de los detalles, cuando lo demás no importa, y sin embargo, aunque te vayas, desaparezcas, permanezcas ausente, no demuestres, sin embargo...  sin embargo...

Pues eso, que nunca os olvidéis de demostrar, que es lo más importante en esta vida, que las palabras se las lleva el viento y que los actos siempre contarán y quedarán escritos en el futuro, en la memoria y en el corazón. Que la vida hay que mirarla de forma positiva, que hay que saber qué quieres y qué no quieres, marcar diferencia, hacerse valer, luchar hasta el final por lo que realmente importa, seguir intentándolo y no desistir, no mentir, ser honesto, valorar y madurar, pero no dejando atrás el país de Nunca Jamás.

Que lo más inmenso en este mundo es la reciprocidad, los sentimientos mutuos, el amor, la confianza. Y que pasar página nunca es malo si eso es mejorar el presente. Sabedlo también.









lunes, 11 de agosto de 2014

La verdad con los ojos, siempre

Aprendí a mirar la vida con cierto sentido del humor, sin extremos ni mitades, porque a veces te apetece un término medio pero muchas otras quieres todo o nada y, para ser honesta, me decanto más por esto último, aunque no sé si me gusta o si es lo mejor, pero lo es...la montaña rusa que sube y que baja, que a veces se detiene en ciertos puntos y te permite respirar y cobrar el sentido, la seguridad, abrir los ojos y darte cuenta de que vas subiendo poco a poco, lentamente pero asciendes, te sientes bien pero sabes que implicará una caída, y no una cualquiera, sino rápida y grande, sobre todo cuanto más te eleves. Aprendí también que en eso se basa todo nuestro mundo, y que las atracciones aburridas no tienen tanta demanda, al menos para personas como yo. Aprendí a saber ser siempre positiva, a mirar detrás de las nubes negras, a hacer de las tormentas algo precioso e inexplicable, la verdad es que me encantan esos días de truenos, lluvia y frío que casi todo el mundo odia. Aprendí a admirar los pequeños detalles, los que hacen los sentimientos mucho más grandes día a día, aprendí a saborear el placer de escuchar buena música, de oír la risa de una niña o de ver una pareja de ancianos que aún se necesitan y se quieren. Aprendí a considerar todas las buenas moralejas que las películas y los libros nos dan, los consejos de las personas que saben darlos, las miradas especiales, a marcar la diferencia, a no saber poner punto y final, sino punto y aparte, ¿por qué no? nadie sabe qué nos depara el futuro y, como ya dicen, nunca digas nunca. Aprendí a saber enseñar, aprendí a valorar todo más cada día, a querer disfrutar cada segundo, aprendí a apreciar las buenas cosas de la vida y a separar aquellas que no convienen, aunque siempre hay una pequeña debilidad presente de la que cuesta separarse. Aprendí a que no es mañana, ni el mes que viene, sino hoy, ahora, en este mismo momento, todo se basa en eso. Aprender no es fácil, es precioso, un poco difícil según el proceso que conlleve, pero es lo que nos hace crecer como personas cada día. Aprendí muchas cosas, pero aún me quedan muchas otras, como jugar al ajedrez, tocar la guitarra, saber cocinar mejor o ignorar los comentarios de la gente que deberían ser indiferentes. ¿Sabéis que aprendí muy pero que muy bien? Mis valores, mis principios, mis ideas, mi forma de sentir y de querer, mi manera de ser, mi personalidad. Y lo demás, ya irá pasando. El problema radica en que lo que nunca creo que aprenderé será en dejar de quererte. 


sábado, 7 de junio de 2014

Crucero por el Mediterráneo

Hola!!! Cuantísimo tiempo hace que no actualizo, pero los que me conocéis ya sabéis que estoy súper liada con el trabajo final de la universidad y ahora que he parado un ratito me he propuesto enseñaros fotitos de mi crucero por el Mediterráneo del que vine hace apenas una semana, porque son unas fotos preciosas y no podía dejar de mostrarlas al mundo!
Fueron unos días espectaculares, cargados de nervios antes de embarcar, y llenos de cansancio y nostalgia después, a la hora de la vuelta, como no podía ser de otra forma, pero hemos disfrutado muchísimo de cada uno de los días, de las ciudades, de los compañeros, del personal tan maravilloso que nos atendió, de las fiestas, de los monumentos y de todo en general. Creo que no hemos podido elegir un destino más bonito y acorde a nuestra carrera porque hemos tenido esa parte de fiesta y locura que tanto anima a los universitarios a elegir otros lugares, pero también hemos podido disfrutar de la parte cultural de cada uno de los sitios, como futuros docentes que vamos a ser. Los dos primeros días desde Barcelona hasta el barco, estuvimos navegando y se hizo muy ameno gracias al equipo de animación que tan bien nos lo ha hecho pasar, tanto por el día en la piscina como por la noche en la discoteca. Íbamos rumbo a Túnez, donde llegamos el lunes y donde pudimos apreciar una nueva cultura extraordinaria, edificios con perfectos detalles orientales y gente desconocida e interesante, cargado a su vez de mucha pobreza pero con el consuelo de ver a los niños y niñas ir al colegio. El martes pisamos Italia, Nápoles, primero en la maravillosa Pompeya, ciudad derrumbada y protegida bajo cenizas del volcán Vesubio, no creo que sea necesario decir que nos quedamos con la boca abierta mientras caminábamos por sus calles y las historias que la guía nos iba contando se iban adueñando de nuestra mente y nuestra imaginación retrocedía a esos años lejanos que allí parecían tan presentes. Lo que más me impresionó fue poder ver figuras y cadáveres humanos reales fosilizados después de que la lava y el fuego les hubiera cubierto, personas con la boca abierta, cogiéndose las rodillas o la cabeza, protegiendo a sus hijos y a sus hogares, animales aterrorizados; en definitiva, Pompeya tiene esa parte espeluznante que, al mismo tiempo, hace que sientas esa magia tan especial. Por la tarde pudimos disfrutar de la ciudad de Nápoles y de probar las famosas pizzas italianas. De vuelta al barco tuvimos una noche estupenda porque todas y cada una de las personas allí íbamos disfrazadas para disfrutar de una noche de carnaval, la verdad es que, para mí, fue la mejor noche, sin duda, porque lo pasamos genial haciendo el tonto. Nosotras íbamos disfrazadas de algo así como rockeras o punkies! No quiero ni contaros cuánto nos costó levantarnos al día siguiente, claro que saber que vas a pisar la magnífica ciudad de Roma hace que levantarse de la cama después de tres horas escasas de sueño no sea tan difícil. Y para qué decir lo que Roma nos transmitió… sin lugar a dudas es una ciudad digna de apreciar y de ver al menos una vez en la vida, yo ahora tengo por seguro que volveré, después de haber pedido mi deseo de DOS monedas en la Fontana di Trevi, que fue una de las cosas que más me gustó, y el momento en el que más me acordé de ti… También visitamos el grandioso Vaticano, la plaza de San Pedro nos parecía de sueño de lo inmensa que era y de la cantidad de gente concentrada que pudimos ver allí, pero no salí del todo contenta, pues apenas pude ver la mitad de las cosas que me hubiese gustado. Florencia al día siguiente me dejó incluso, un mejor sabor de boca, porque alberga en sus calles y en sus edificios un encanto único que ninguna de las otras ciudades me había transmitido. La catedral no puede ser más bonita e impresionante, pero, al igual que en las otras ciudades, supe que tenía que volver a pisarla para ver miles y miles de cosas que me hubiese gustado visitar. Por la tarde nos tomamos un helado delicioso mirando las bonitas vistas de la torre de Pisa y de su catedral y basílica al lado, sentadas en el césped y haciéndonos miles de fotos, y volvimos al barco muy cansadas, como era de esperar. Y por último, el viernes fuimos de esos pocos valientes que, después de la noche ibicenca del día anterior, hicimos el esfuerzo de levantarnos porque no podíamos quedarnos sin ver la ciudad con más glamour, Mónaco. También nos dejó fascinados después de poder comprobar que los coches que por allí circulan, sobre todo cerca del Casino de Montecarlo, estaban lejísimos de nuestro presupuesto económico y de nuestras expectativas, pero al menos nos alegramos la vista! También nos hizo mucha ilusión visitar la curva de la Fórmula 1. Después volvimos al barco y pasamos nuestra última noche navegando por aguas mediterráneas.
La verdad es que repetiría sin dudarlo y que espero volver a hacer un crucero alguna vez en mi vida, sin olvidar la biodramina!!
Aquí os dejo las fotos! Un beso enorme :)